Para divorciarse con hijos lo más importante es que la tensión no supere los límites y que se mantenga a los hijos fuera de las disputas de los progenitores.
Para divorciarse un matrimonio con hijos, es evidente que lo mejor será un buen acuerdo. No aquel acuerdo que interesa o satisface los intereses de los padres y madres, sino principalmente aquel que ampara y protege adecuadamente a los niños.
Los hijos no son responsables de la separación de sus padres y es por ello que deben de ser el objetivo a proteger y no un elemento de manipulación. Los hijos tienen derecho a ser niños y por ello no podemos arrebatarles una gran parte de su niñez con problemas que les son ajenos fruto de nuestra propia inmadurez.
Cómo divorciarse con hijos pequeños
Para divorciarse con hijos pequeños habrá que ponderar la calidad del tiempo que pasa con cada progenitor por encima de la cantidad.
Además, la adaptación a cada uno de los progenitores debe de ser lo más progresiva posible, pues a pesar de la gran capacidad de los niños a poder organizar sus vidas conforme las pautas de sus padres, necesitan sentir certidumbre y seguridad en su infancia.
Los hijos cuanto más pequeños son más sensibles y vulnerables, es por ello que para divorciarse con niños no podemos hablar a los hijos desde un punto de vista adulto, pues no están preparados para ello. De extrapolar las disputas familiares a los hijos pequeños estaremos distorsionando su infancia y sometiéndola a una presión injusta e impropia de su edad.
Cómo divorciarse con hijos adolescentes
Para divorciarse con hijos adolescentes debe de tener paciencia y dar su espacio a los hijos y facilitar su relación con el otro progenitor.
Los hijos adolescentes suelen estar en una edad difícil, de cambio, la edad del pavo o pubertad en la que han dejado de ser niños pero todavía no son adultos.
Un hijo adolescente está en una etapa crítica de su vida en la que necesita comprensión, pero tampoco que se le deja a su libre albedrio. Es como si la separación se tuviera que gestionar en un tira y afloja con una cuerda que no hay que tensar en exceso, pero tampoco y bajo ningún concepto soltarla.