Sólo tú sabrás cuando es el momento de divorciarse, pero a modo de test de entre las preguntas más determinantes destacan:
- ¿Me merece la pena y es viable mi matrimonio?
- ¿Mi cónyuge piensa lo mismo?
- ¿Las dificultades son superables?
En función de si la contestación es afirmativa o no, será un dato muy importante para que el test que mentalmente debemos de configurar para saber cuando divorciarse, esté más o menos claro.
Nunca vamos a tener una decisión exenta de dudas. Por eso es muy importante seguir los trucos antes de divorciarse que refuercen una versión contractiva de la ruptura evitando enfrentamientos.
Divorciarse puede verse muy claro, pero siempre existirá alguna parte buena o positiva que es la que nos animó a contraer matrimonio, que con el divorcio acaba y que en mayor o menor medida nos agrada o en algún momento nos hizo sentir bien.
Mantener un matrimonio con ciertas dudas también tendrá sus contrapesos, pues supondrá mantener aquellas cuestiones que no nos satisfacen del todo y ello será un constante motivo de ponderación y valoración en el que deberemos de controlar las dudas para que no pesen más que las certezas de mantener nuestro vínculo matrimonial.

No hay una decisión buena y otra mala. Las decisiones son acertadas y correctas, o no, en función de cada caso y cada momento. En un mismo matrimonio la decisión de divorciarse será correcta en un determinado momento de la relación, pero puede no serlo en otro momento diferente.
También ante una misma situación, dos personas pueden tener distintas valoraciones. Mientras que alguien querría algo, eso mismo a otra persona le puede ser indeseable. Mientras que alguna persona no aguanta algo que se materializa en un gran malestar, puede ser algo satisfactorio para otra persona.
Por ello es subjetivo el hecho de que se contraiga un matrimonio en un momento concreto entre dos personas y que más adelante se opte por la separación o el divorcio. Cada persona es la que sabe lo que quiere y lo que no quiere, el problema es que en ocasiones la madurez o las circunstancias pueden hacer que una persona no tenga claras sus prioridades o tenga un percepción errónea de su situación.
Separarse a los 40 con hijos puede ser una situación muy complicada, pero en cualquier contexto familiar y edad supone sus propios retos y peculiaridades.
Por ello debemos de potenciar la comunicación y herramientas de inteligencia emocional para relacionarnos de la manera más asertiva y sana posible.